Un gol agónico de Cristiano Ronaldo, de penal, le dio el pasaje al cuadro merengue entre los cuatro mejores del torneo más importante de clubes de Europa.
Apasionante, palpitante, punzante. Así fue el primer tiempo del partido de vuelta de los cuartos de final entre el Real Madrid y la Juventus en el Santiago Bernabéu. El equipo de Turín tenía la obligación de proponer porque el marcador lo tenía contra la pared (3-0). Y no se amilanó en ningún momento. Salió en búsqueda de los caminos que lo dejaran enrutado en una gesta que pocos ven como posible: remontar tres goles contra el equipo merengue en la capital española. Pero encontró el rumbo más rápido de lo pensado. Solo habían pasado dos minutos y Mario Mandzukic ya había puesto a celebrar a los italianos. Aprovechó un centro de Khedira y de cabeza anotó el primero del partido. Alegría para muchos, amargura para otros tantos.
Caras incrédulas se observaban en el escenario. Un primer gol que ponía a temblar las piernas de los más experimentados, de esos jugadores que están acostumbrados a afrontar partidos de esta índole y que saben que cualquier despiste puede cambiar el rumbo de una serie. Solo habían pasado dos minutos y ya la diferencia se acortaba. Parecía venirse un vendaval italiano. El gol dejó un aire de esperanza en los jugadores de la Juventus, que soñaban con una epopeya, una más para Italia, que recién 24 horas antes vibró con un encuentro inolvidable entre la Roma y el Barcelona, que terminó con la remontada romana.
Juventus continuó encima del Real Madrid. Ahogándolo, presionándolo. Dejando claro que en el fútbol actual no se gana de nombre y que si van a quedar eliminados el equipo merengue tenía que sufrir y emplearse a fondo para hacerlo. Gonzalo Higuain tuvo el segundo, pero no alcanzó a definir. Las jugadas de peligro se generaron antes de los 15 minutos y muchos empezaban a comerse las uñas, porque el Madrid que saltó al Bernabéu se parecía más a ese equipo que irregular que ha naufragado en la Liga, que aquel que venía deslumbrando en la Liga de Campeones. Sin embargo, después del minuto 15 los locales nivelaron el encuentro, se acercaron con Cristiano Ronaldo y con Isco. Fueron minutos en los que respiraron con tranquilidad y los nervios de los primeros minutos parecían diluirse.
Pero esa calma no duró por mucho tiempo, porque la Juve volvió a irse encima. Y al minuto 37, nuevamente aparecieron las caras de incredulidad en el Bernabéu. Un nuevo centro por zona derecha fue aprovechado por Mandzukic: cabezazo y gol. Un tanto que hacía ver lo imposible más posible, que ilusionaba a los seguidores del equipo de Turín.